jueves, 25 de abril de 2013

Secretos De Alcoba

Me levanto y cierro la ventana, 
tengo frío, regreso a mi cama, 
trato de dormir pero no puedo, 
y al pensar en ti, amor prohibido, 
no puedo evitarlo... me matan las ganas. 
Cierro los ojos y al instante estas aquí, 
mi cuerpo se mueve con sensuales 
movimientos: quiero hacer el amor 
y pienso en ti, en tu cuerpo, en tu forma 
de mirarme cuando me quieres tener. 
Otra vez cierro los ojos y te siento, amor mio
necesito de tu cuerpo, de tu boca de tus manos, 
vuelvo a cerrar los ojos y siento tus manos 
recorrer mi cuerpo, y me besas y siento tu aliento 
sobre mi cuello, mi vagina humedece y mi clítoris 
se hincha de deseos, ya no sabía si era de día o 
de noche, si era luna o sol, sólo mi cuerpo sabía 
cómo gemía de ardor. 
Mis dedos recorren mi cuerpo, 
hasta encontrar mi firmamento, 
elevo mis caderas retrocediendo mis nalgas, 
quiero calmar mis deseos, quiero 
calmar mis ansias, meto mis dedos en mi vulva 
ya caliente y húmeda, y llena de mis jugos, 
mis dedos siguen frotando mi clítoris, y una 
mezcla de emociones se apoderan de mi 
al sentir rodar por mis muslos un liquido 
caliente. 
Salté echando chispa de pasión, 
pero apreté las piernas fuerte, quiero que 
dure ese momento de éxtasis, ese punto de 
fugaz orgasmo, qué locas mis travesuras, qué 
sensación de mi gruta. 
Mi cuerpo desnudo, fruto de la naturaleza, 
la noche me pasó por arriba, mi vientre 
lleno de promesas, y aquí sigo conmigo 
recibiendo el máximo galardón de la noche. 
Te imagino aquí, a mi lado, me ahogo en la 
desesperación, ruedo y ruedo en mi cama, 
sólo me queda pensar, formular mis pensamientos 
y hacerlos fantasía, fantasía que deseo realizar. 
Mis dedos siguen allí un largo rato, enredándose 
en ese bosque suave y negro bajo mi piel desnuda, 
entro después, hacia ese centro donde empieza 
el cosquilleo, ese lugar apretado y secreto, 
quiero llegar allí hasta saciarme toda, 
y ciega sorda y muda, consagrarme al deleite 
supremo de mi sexo y al deleite supremo de sentirme. 
La raíz del temblor, llena mi boca y se vierte en mí, 
llueve copiosamente sobre mi cama, al fin calmé 
la sed, calmé mis ansias sin limite, 
no me importa lo que diga el mundo, yo me gozo 
de mil formas, mas allá de los limites conocidos, 
y me entrego sin condiciones a la sed de mis mojadas 
ansias. 
¡Qué impotencia, Dios mio, soy salvaje y no puedo 
evitar el llamado de mi sangre! 
Lizbeth 213

No hay comentarios:

Publicar un comentario